Una
de las formas de superar el bloqueo y la guerra económica que tienen planteadas
las élites en Venezuela, es crear cada día practicas concretas de soberanía, más
y más soberanía desde nuestras posibilidades cotidianas, desarrollando un
amplio abanico de propuestas y alternativas que alivien o den respuesta a la
problemática planteada en varios frentes, uno de ellos a cómo lograr a crear o
hacer lo que necesitamos que nos permita 2 cosas: reducir los gastos o mejor
dicho, la erosión del salario a causa de los precios elevados o inflacionarios
de casi todo lo que se compra en la calle, y lo otro, la sustitución de los
productos que tradicionalmente te ofrecía el libre mercado, como por ejemplo:
cremas, remedios, pastas de dientes, colonias, desodorantes, schampú, jabon,
gel para el cabello, entre otros, contribuyendo a generar más autonomía
económica desde lo cotidiano, una oportunidad para liberarse de los productos
que te ofrece como trampa y engaño publicitario el capitalismo actual. (y que
además perjudica tu bienestar general-corporal).
El
hecho de hacer uno mismo sus articulos de higiene y salud personal, de
establecer huertos o patios productivos en casa que permitan ahorrar, en vista
de que hasta los alimentos lo suben a precios altos, puede contribuír
grandemente desde las posibilidades cotidianas del pueblo, a desmontar el plan
macabro que desde los centros de Poder imperialista internacional, se ciernen sobre
Venezuela y el Proceso Revolucionario Bolivariano.
Se
trata de enfrentar esta crisis impuesta por los empresarios, y las propias
caracteristicas sumamente dependientes a la cual llevaron a un país a ser
económicamente rentista e importador, estructura económica heredada y que se
traslada a lo social como fenómeno cultural, en donde la creatividad, los
“Poderes creadores del Pueblo” van a ser fundamental para trascender esta
crisis, que se basa en los patrones culturales creados por el mismo capitalismo,
en los patrones de consumo y la enajenación del ser social, la manipulación
psicológica en base a lo que ofrece como producto, como estilo de vida, como
supuestamente “alimentación”, “salud”, hasta llegar a una dependencia absoluta
e impresionante desde todos los puntos de vista, de todas las necesidades
elementales y frívolas que establece como consumo. En sintesis: El Ser
humano como mercancia...
Los
invito pues, a ir creando otros hábitos a los que usualmente estamos
acostumbrados, y que és lo que mantiene atada a multitudes de gente del pueblo
en interminables colas, por productos que no alimentan (Harina pan por ejemplo)
y que además lo enferman, pero que el mito del consumo publicitario lo hace
falsamente necesario e imprescindible.
P.D:
En la foto de arriba, un par de medicinas, schampú, colonia, desodorante, gel
para el cabello, crema para la piel, hechas con varios aceites esenciales,
aceite de coco, plantas aromáticas y medicinales, entre otros ingredientes
básicos y de facil acceso, establecen mi pequeño kit de articulos de higiene
personal que elaboré de forma artesanal, lo que me permite prescindir de tener
que irlos a comprar a la farmacia, una tienda de cosmeticos o a un
supermercado, que además de escasear por el plan de desabastecimiento de los
consorcios empresariales, cuando finalmente se consigue o lo colocan a la
venta, se encuentran a precios elevados y especulativos.
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