Es
sobre todo conocido, que las escuelas como están actualmente, no solamente en
Venezuela sino en el resto del
continente, con sus excepciones por supuesto, y la educación convencional que
se estandarizó desde hace ya mucho tiempo en base a la “escolaridad”, esa
tortuosa ruta que amolda o digamos que prepara a las mayorías para el “mercado
de trabajo”, desde el prescolar hasta la universidad, no sirve para regenerar a
la sociedad actual, más bien contribuye a agravar y a fomentar la degradación
social porque no se está abocando a enseñar a vivir, a convivir, a relacionarse
con las cosas y las personas, sino que
repite siempre el mismo mecanismo que ha creado la antisociedad o el ser
antisocial: desde que comienza el día hasta que termina la rutina escolar todo
se resume a una catajarrea de contenidos, copias memoristicas, hechos
punitivos, prohibiciones, que dejan a un lado o evitan posibilidades reales de
desarrolar una pedagogía liberadora, se pierde el tiempo sin hacer nada, sin
ocupar las manos, la mente, sin aprender lo más importante que son: los
principios sociales, detalle por la cual se siguen perdiendo generaciones
enteras en el mundo del narcotráfico, la criminalidad, la charlatanería y la
estafa.
Otro
detalle mucho más importante: la escuela, con la actitud que asumen actualmente
los maestros (a nivel general), no generan una concepción o una conciencia de
la cultura del trabajo, mucho menos de salud (buena alimentación, higiene,
cuidado del ambiente), elementos claves entre otros, para salir de una sociedad
rentista a una sociedad productiva, autosustentable, sana, soberana...Ni
siquiera se crean o generan mecanismos para preparar a los niños y niñas, para
que en el día de mañana puedan conformar EPS, Cooperativas, medios colectivos
de producción que les permitan emplearse, contribuir a la independencia
económica del país, al desarrollo endógeno de sus comunidades, o formar parte
activa del sistema económico comunal, para que la ignorancia y la falta de
formación no hagan que fracasen como hasta ahora, empresas socialistas y otros
muchos proyectos en donde se han dado ingentes recursos de financiamiento sin
ver los resultados esperados...
Sigue
la Educación a nivel nacional sin concretar un currículum propio, endógeno,
contextualizado, que responda a las necesidades de las comunidades y al Plan
Patria, sigue preponderando el currículum neocolonial que se mide bajo
parámetros como el slogan de “calidad educativa”, “Pruebas” para incentivar la
competitividad, todos unos conceptos neoliberales y empresariales al mejor
estilo de la socialdemocracia, que se han venido camuflageando en el discurso
revolucionario. Cabe mencionar que los intentos y los ensayos que se han dado,
principalmente en el Edo. Aragua en transformación curricular han sido
desmontados por el mismo Ministerio del Poder Popular para la Educación (ver el
caso de los EPDCUE por ejemplo), insolita paradoja y contradicción que hoy dia
deja como saldo la regresión revolucionaria en favor de la escuela tradicional,
abismales distancias en cuanto a la concreción de la LOE, e incluso una
superficial interpretación de nuestro Simón Rodriguez a su planteamiento
central y programático estipulado en la Escuela Social de Chuquisaca y su
proyecto de revolución económica a través de la Educación Popular, tal como lo
expone muy claramente en “Concejos de amigo dados al Colegio de Latacunga”.
Si
se analiza la realidad que estamos pasando como país en lo económico, y se
estudia el planteamiento de Simón Rodriguez, su propuesta, su proyecto
educativo en si, en su totalidad y su relación directa con una REVOLUCIÓN
ECONÓMICA, veremos que es mucho más pertinente a las actuales circunstancias y
de lo que requerimos como Pueblo en Revolución que estar distrayendonos con un
Prieto Figueroa. Por eso, voy a citar textualmente el Proyecto de Escuela
Social, que si nos sirve para superar el rentismo petrolero y su atrofiado
modelo económico improductivo-importador.
Decía Simón Rodriguez por allá en 1830, en su defensa a
Bolívar, en un escrito que tiene como título: “El libertador del Mediodía de
América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social”,
lo siguiente sobre la Escuela Social:
“los Niños se habían de recoger en
casas cómodas y aseadas, con piezas destinadas a talleres, y éstos surtidos de
instrumentos, y dirigidos por buenos maestros. Los varones debían aprender los
tres oficios principales, ALBAÑILERÍA, CARPINTERÍA Y HERRERÍA, porque con
tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias, y porque las
operaciones de las artes mecánicas secundarias, dependen del conocimiento de
las primeras.
Las Hembras aprendían los
oficios propios de su sexo, considerando sus fuerzas – se quitaban, por
consiguiente, a los hombres, muchos ejercicios que usurpan a las mujeres.
Todos debían estar decentemente
alojados, vestidos, alimentados, curados y recibir instrucción moral, social y
relijiosa. Tenían, fuera de los maestros de cada oficio, ajentes que cuidaban
de sus personas y velaban sobre la conducta, y un Director que trazaba el plan
de operaciones y lo hacía ejecutar.
Se daba ocupación a los padres de
los niños recojidos, si tenían fuerzas para trabajar; y si eran inválidos se
les socorría por cuenta de sus hijos; con eso se ahorraba la creación de una
casa para pobres ociosos, y se daba a los niños una lección práctica sobre uno
de sus principales deberes.
Tanto los alumnos, como sus padres,
gozaban de libertad, ni los niños eran frailes ni los viejos presidiarios- el
día lo pasaban ocupados y por la noche se retiraban a sus casas, excepto los
que querían quedarse.
En cada Departamento de la
República debía haber un establecimiento igual – no había número determinado, y
todos entraban voluntarios. En menos de 4 meses reunió la casa de Chuquisaca
más de 200 niños, cerca de 50 pobres, y 20 jóvenes de diferentes partes que
aprendían para propagar la instrucción en otras ciudades. A la salida del
Director para Cochabamba, dejó una lista de cerca de 700 niños pretendientes a
los primeros lugares que se dieran.
La intención no era (como se
pensó), llenar el país de artesanos rivales o miserables, sino instruir, y
acostumbrar al trabajo, para hacer hombres útiles -asignarles tierras y
auxiliarlos en su establecimiento...era colonizar el país con sus propios
habitantes. Se daba instrucción y oficio a las mujeres para que no se
prostituyesen por necesidad, ni hiciesen del matrimonio una especulación para asegurar su
subsistencia”.
En
“Concejos de amigo dados al Colegio de Latacunga” 1850, refiriendose a las
“Maestranzas” que vendrían a ser los talleres que deberían tener las escuelas,
tanto para el aprendizaje como para el proceso socioproductivo nos recomienda:
“Estableciendo 2 Fábricas: una de
Loza i otra de vidrio i creando una MAESTRANZA….de albañilería, de carpintería
i de herrería (...) Nosotros tendremos quien nos haga lo que
NECESITAMOS…bien hecho, barato, a tiempo, i sin TRAMPAS…”
Lo
que generaría una escuela que generaría sus propios ingresos, una escuela
autogestionaria, que además vendría a desempeñar un importantisimo papel en la
economía nacional, al mantener los precios y por consiguiente, frenar la
INFLACIÓN...Siendo las “Maestranzas” el nucleo central del proceso productivo
local y comunitario.
Y
Sobre las “Maestranzas”, nos señala que maestros y aprendices estarían para
hacer:
“Obra bien hecha, a precios cómodos
i fijos”...”De la Ciudad i de los pueblos vecinos, pedirían muebles
nuevos;...reparación de los viejos;...piezas de herrería i de construcción para
sus casas;...y muchas cosas, de las que se traen de Europa. - Con lo que se
ganaría, en hechuras, ahorraría el Colejio, en 2 años, una gran parte de sus
gastos...por lo menos...la manutención de Maestros i Aprendices”.
Y Pensando más adelante, en los
saberes populares que pudieran tener los artesanos, recomienda que se tomen en
cuenta igualmente en el proceso productivo y educativo, señalando lo siguiente:
“La JUSTICIA pide, con razón que
los artesanos actuales no queden abandonados (...)Empléelos la Maestranza, a
jornal, exijiéndoles puntualidad y honradez: i si, por escacez de obra, no
hubiese en que ocuparlos, el COLEJIO por honor a sus SENTIMIENTOS DE HUMANIDAD,
les daría, en sus haciendas, TERRENOS EN ARRENDAMIENTO...SOCORRIÉNDOLOS, a los
principios para que emprendieran sus trabajos. Con esto se impediría que los
artesanos se agolpasen...como lo hacen ahora...en un solo oficio, a abaratar el
trabajo i a trampear”.
Finalmente en la Escuela Social
Planteada por Rodriguez, se trata de que en todo:
Han de Gobernar los PRINCIPIOS
SOCIALES... (...) La Escuela Primaria dará REGLAS DE CONDUCTA...en JENERAL. La
Maestranza PONDRÁ en PRÁCTICA...las que le TOQUEN, i el Colejio habrá dado en
lo que NADIE! Hasta aquí, que es, en hacer ver...Que EN TODA OCUPACIÓN...EN
TODA EMPRESA...ha de rejir la idea de la SOCIABILIDAD.
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