El hecho de llamarnos o autodenominarnos "Afrodescendientes" o "Abyayalanos" responde a la razón historica de liberación, puesto que el lenguaje de la dominación y del poder se encarga de negar, de prejuiciar y de atropellar a lo otro, colocandole calificativos y códigos desde su interés y su óptica invasora, cuando nos nombramos desde lo que sentimos y desde lo que somos, nos sentimos orgullosos de nuestra cultura, de nuestras raíces, para sentirse digno hay que refundar el lenguaje, la palabra del pueblo, surgida desde la conciencia y el reconocimiento de si mismo es la dignidad y la identidad originaria, es la capacidad de volver la mirada hacia la esencia y la capacidad de creer en sus propios significados, la palabra que nos nombre, los saberes populares, la creatividad del maestro pueblo.
Los calificativos y el lenguaje de la dominación deja entrever un profundo desprecio y carga racista, como lo es el termino "negro", aqui se invisibilizaron y nos separaron de la tierra y de nosotros mismos con la religión que impuso la iglesia catolica, se nos separó de nuestra cultura, separandonos de nuestro legado originario nos llamaron "indios", porque la historia oficial nos quizo hacer ver que inocentemente un Colón creyó descubrir las "Indias", sin embargo hay pruebas que alegan que habían antiguos mapas que hablaban de unas tierras más allá del oceano,
no fue pura coincidencia entonces el proyecto imperial de los europeos, y especialmente sus reyes y elites, aristócratas y burgueses.
Entonces nombrarnos a nosotros mismos, no es esnobismo ni mero capricho teorico, porque en la historia como oprimidos, siempre nos han llamado otros, como les parece o como les conviene, según otros referentes, y así nos envasan los conocimientos y la visión del mundo, según como otros lo vislumbraron y lo eligieron, y entonces ¿cuando nos reconocemos?, ¿cuando nos nombramos nosotros mismos?, ¿cuando nos pensamos?, por eso el hecho de llamarnos "Afrodescendientes" y "Abyayalanos" es un acto de dignidad y descolonización de los conceptos que fueron preparados y difundidos para confundir y transculturizar.
Tener la capacidad de reinvindicar la palabra que nos nombre, es tener la capacidad de descolonizarse, de poder ver otros horizontes mucho más allá de lo que nos han impuesto para mirar limitadamente, es recobrar la memoria y los rompecabezas de lo que arrazó la conquista y el colonialismo, lo que quemó, destruyó y sepultó, creyendo que acabaría con milenios de sabiduría en estas tierras, creyendo que el único pensamiento valido es la filosofía greco-romana de civilización, el falso cristianismo hegemonizador adaptado a conveniencia a los intereses de la iglesia, la espiritualidad institucionalizada para ejercer poder y destruir otras creencias y cosmogonías, como totalitarismo del pensamiento unico y de un solo modelo social-osccidental.
Por eso nombrarnos a nosotros mismos en los terminos y el significado que de verdad nos identifica y nos dignifica, es recobrar la memoria que nos quisieron borrar, para que nuestros pueblos y nuestras gentes fueran esclavos para siempre, queriendo ser el espejo de otros, queriendo tener espiritu prestado...
Rehacer nuestros códigos de entendimiento, hablar el lenguaje del corazón, definirnos desde lo que somos, crear y retomar nuestras simbologías forma parte de la descolonización necesaria ante tanta enajenación, desprecio y coñoemadruda reflejada en el lenguaje que nos niega, que nos veja, que nos invisibiliza y nos hiere el alma.
Practicar cotidianamente otro lenguaje, es romper con el lenguaje que el capitalismo ha introyectado en nuestras mentes para justificar las miserias humanas, para golpear la palabra, cobijar la mentira y maltratar al projimo.
Se piensa como se habla, se habla como se piensa, luego la hipocrecía del lenguaje hace evidente la degradación social y el manejo psicológico de él que se tiene en las sociedades masivas, en las sociedades de consumo. El lenguaje impregna el pensamiento social, a través de él evoluciona la conciencia o puede ser utilizado para lo contrario.
Si el capitalismo refleja la descomposición social a través del lenguaje y de sus íconos y formas de percibir, es lógico que si queremos construír el Socialismo este debe sustentarse en otro lenguaje y otras miradas muy originales y creativas, debe impregnarse del "lenguaje de la metafora", que hagan al hombre y a la mujer seres humanos de libre pensamiento y de conciencia, sin dogmas, sin categorizaciones, sin racismo ni esquemas condicionados o prestablecidos.
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