La Revolución Cultural tiene que ir al mismo tiempo que la Revolución económica, las dos se corresponden, cuando Simón Rodríguez intenta en Chuquisaca y en Latacunga crear la escuela de la comuna, el maestro establece talleres acompañados de la formación política y social para a su vez crear hombres y mujeres libres, quienes a la par trabajaban en los espacios colectivos que el maestro había levantado como escuelas, era la escuela de Rodriguez un núcleo económico, cultural-endógeno en donde se enseñaba la convivencia, el saber vivir y se proponía la autogestión, el autoabastecimiento y el autogobierno, la república en pequeño, desde lo pequeño, lo comunitario, es desde allí que se hace un país, que se construye una patria, teniendo bases solidas de principios en la formación del ser social.
Hasta ahora no habido una Revolución Cultural en nuestro país, ha habido intentos de algunos colectivos sobre el tema, experiencias que se han quedado como pequeñas islas, aún incluso sigue preponderando la vieja cultura política heredada de la IV república, aún en amplios sectores y funcionarios que tienen cargos y que se visten de rojo rojitos. En el imaginario popular aún es muy fuerte la costumbre consumista, amplios sectores de la población desconocen incluso, después de 12 años de Revolución los legados ancestrales y las simbologías que nos vinculan a nuestra identidad y a la Pachamama, la ausencia de una REVOLUCIÓN CULTURAL hace que se reproduzcan las malas políticas, la negligencia, la corrupción, el robo, hace que aún veamos como gente apoya adecos cuando pensábamos que eso ya estaba superado, como la gente ha hecho que la oposición gane alcaldías, gobernaciones, teniendo en cuenta el largo prontuario y expedientes de vejámenes y crímenes que estos le han hecho al país.
Por otra parte, el erróneo enfoque que se le ha dado a la inventiva artística de músicos o pintores, escritores, entre otros, ha hecho que se siga utilizando el arte como algo meramente decorativo, exhibicionista, eventista y coyuntural al servicio de tal o cual acto, como si fuéramos un adorno, un jarron, cuando lo que se necesita es desplazar los símbolos del capitalismo por los símbolos y acervos de nuestra identidad ancestral y nuestras raíces, desmontar la propaganda de las vallas publicitarias y el bombardeo gráfico en nuestras calles y ámbitos cotidianos, con pinturas, poesías, esculturas, teatro a lo Cesar Rengifo entre muchas otras formas de expresarse artísticamente, esto es, concebir el arte como medio de comunicación y a los artistas como comunicadores sociales, superando el concepto colonial de las “bellas artes”.
Porque no se trata ahora de dar inclusión para ir al teatro teresa Carreño, en la cual antes solo iban algunos grupos selectos, o de llenar los museos de gente para que vea momias u objetos inmovilizados, sacados de su contexto, no, se trata de la invención artística como algo dinámico, que no se quede en salones de concierto a los cuales llaman a los públicos, sino de entender que la REVOLUCIÓN CULTURAL tiene que ver con mucho más que eso, como plantear el debate y la construcción de la nueva sociedad, y las actitudes que hay que asumir frente a eso, y de allí que el arte puede desempeñar un papel fundamental, y en eso cualquiera se pregunta: ¿Estarán planteando las orquestas, los conjuntos musicales y artísticos de toda índole, museos, cine, literatura, aportes relevantes hacia la nueva sociedad, hacia el compromiso de nuevas actitudes frente a los problemas sociales que tenemos?¿O simplemente reproducen refritos?
Una Revolución Cultural en nuestro país tendría que pensar como resolver el problema detestable de la basura, como establecer el reciclaje, las formas y maneras de empezar a tener costumbres ecológicas, como por ejemplo, usar tecnologías a energía solar, hornos y cocinas solares, la siembra urbana en los patios de las casas, la acuaponia y la acuicultura en espacios urbanos para asegurar la soberanía alimentaria, el asesoramiento técnico e informativo para que las comunidades y cualquiera lo pueda hacer desde su casa o barrio.
La Revolución Cultural tendría que ver en la interculturalidad y la inmensa diversidad cultural que nos habita en el territorio, como aportes civilizatorios a los problemas sociales, entendiendo que hay diferentes formas y métodos de hacer casas de forma artesanal, comidas y bebidas artesanales, elementos que nos descolonizan del libre mercado y de la industria. El hecho de concretar en la realidad, en todos los ámbitos cotidianos esto de ser un país “multiétnico y pluricultural”, en donde se exprese y se refleje en todo el ámbito nacional estas diversidades, superando tanto el eurocentrismo como el imaginario de la cultura única mestiza, y esa forma tan atomizada de ver a las culturas originarias y afrodescendiente como algo que está por allá, en vez de asumirlo cada quien como parte de su identidad.
Aún queda mucho por hacer, esta claro que a pesar de tener tanta diversidad cultural, todavía prevalecen pensamientos y dogmas eurocéntricos y “mestizos” que colocan barreras a la interculturalidad, los ámbitos urbanos son el reflejo del pensamiento único del capital y de su modelo greco-romano, que ha desplazado y destruido muchas culturas. Todavía falta mucho para ver en nuestras actitudes y en la practica esto de ser “multiétnico y pluriculturales”, ya que hace falta un profundo entendimiento de la interculturalidad y una gran REVOLUCIÓN CULTURAL.
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