domingo, 9 de enero de 2011

LA SINCRETIZACIÓN DEL TORIMULO

Erase una vez un Toro que tenía sus propias creencias, hasta que un día en nombre de la providencia, lo convencieron los monjes de otra religión, que lejos de practicar lo que profesaban, eran unos burros que rebuznaban en nombre de Dios. Tanta fue la tortura religiosa y el lavado de cerebro, que aquel toro se convirtió en mulo, y desde entonces se cortó los cachos y fue al manicurista para parecerse a aquel burro, y aunque ya se había muleizado, había podido conservar algunas costumbres suyas, que unas veces las llamaba por su verdadero nombre para cautivar a las vacas y otras las hacía pasar por el lenguaje y el código del mulo para granjearse del estima y del reconocimiento de la “fraternidad” de los burros; a todas estas pasaron los años, pasaron los siglos y desde entonces la espiritualidad del Toro se quedó en el imaginario popular como la “sincretización del Torimulo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario