El Pensamiento Único, el dogma y su absolutismo son empedernidos teólogos
Todos los dogmas y las ideologías que responden a intereses y a conveniencias de elites y jerarquías, buscan ser absolutistas, eternos, inamovibles y se empeñan en determinar, condicionar y manipular, utilizar e instrumentalizar con las vidas ajenas, con el fin imperialista de controlar, de allí que la cultura de la violencia es intrínsecamente el rostro del poder, la lógica del poder que todo lo quiere abarcar y poseer, el poder que de por si busca imponerse y ser autoritario, así es el libre mercado, que se sostiene bajo la ley del garrote, y asi pretende mantenerse totalmente descabellado con respecto a las geografías y las diversidades, buscando estandarizar y masificar la homogeneidad con la industria como su medio de producción principal, el libre mercado pretende sostener un gobierno mundial único en su fantasía idealista y lineal, amparados por el alcance de la tecnocracia y los medios tecnológicos, pero todo ese sueño uniformador del imperialismo hacia todos los pueblos y la madre tierra es pura fantasía, porque somos seres caóticos, aunque llamen a la resignación y a la claudicación de las luchas sociales, aunque intenten decir miles de veces que su macabro proyecto es indetenible, que no hay vuelta atrás, aunque traten de convencernos todos los días de la aceptación de su totalitarismo y de sus seducciones, y de sus mecanismos como la hegemonía financiera y su chip del “nuevo orden mundial”.
El proyecto de la elites a pesar de contar con su criminal estructura para imponer un gobierno único mundial, un pensamiento único en base a que todo se compra y todo se vende, como si fuéramos simples mercancías, a pesar de que lo quisieran ver hecho realidad, es pura fantasía idealista, porque somos seres caóticos, y si además volviéramos a vincularnos con la madre tierra y practicáramos la interculturalidad a todos los niveles, los pueblos pudieran derrotar juntos a quienes a través del miedo, las armas, la desinformación, sus fábricas y transnacionales nos destruyen, nos invaden y eternizan la conquista y la guerra, como símbolo de robo, despojo y ambición infinita.
Todos los dogmas y las ideologías que responden a intereses y a conveniencias de elites y jerarquías, buscan ser absolutistas, eternos, inamovibles y se empeñan en determinar, condicionar y manipular, utilizar e instrumentalizar con las vidas ajenas, con el fin imperialista de controlar, de allí que la cultura de la violencia es intrínsecamente el rostro del poder, la lógica del poder que todo lo quiere abarcar y poseer, el poder que de por si busca imponerse y ser autoritario, así es el libre mercado, que se sostiene bajo la ley del garrote, y asi pretende mantenerse totalmente descabellado con respecto a las geografías y las diversidades, buscando estandarizar y masificar la homogeneidad con la industria como su medio de producción principal, el libre mercado pretende sostener un gobierno mundial único en su fantasía idealista y lineal, amparados por el alcance de la tecnocracia y los medios tecnológicos, pero todo ese sueño uniformador del imperialismo hacia todos los pueblos y la madre tierra es pura fantasía, porque somos seres caóticos, aunque llamen a la resignación y a la claudicación de las luchas sociales, aunque intenten decir miles de veces que su macabro proyecto es indetenible, que no hay vuelta atrás, aunque traten de convencernos todos los días de la aceptación de su totalitarismo y de sus seducciones, y de sus mecanismos como la hegemonía financiera y su chip del “nuevo orden mundial”.
El proyecto de la elites a pesar de contar con su criminal estructura para imponer un gobierno único mundial, un pensamiento único en base a que todo se compra y todo se vende, como si fuéramos simples mercancías, a pesar de que lo quisieran ver hecho realidad, es pura fantasía idealista, porque somos seres caóticos, y si además volviéramos a vincularnos con la madre tierra y practicáramos la interculturalidad a todos los niveles, los pueblos pudieran derrotar juntos a quienes a través del miedo, las armas, la desinformación, sus fábricas y transnacionales nos destruyen, nos invaden y eternizan la conquista y la guerra, como símbolo de robo, despojo y ambición infinita.
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