lunes, 7 de noviembre de 2011

REALIDADES CAÓTICAS

El Caos

El caos de por sí existe y ha existido, solamente la ceguera mental y nuestros ojos vendados impiden verlo, o se pudiera decir que los dogmas y los determinismos inventados a conveniencia insisten en negarlo, satanizarlo o utilizarlo para confundir más a la gente, el caos generado artificialmente por la conveniencia de las elites y su comodidad, es una degeneración y perversidad total, pues para ello tienen sus profesionales, ingenieros, psicólogos y especialistas que se encargan de darle la interpretación que más les interese y sostenga la mentira, y oculte el verdadero sentido y significado del caos. Invisiblizando las diversidades culturales, destruyendo todo a su paso para imponer el libre mercado.

Se ha caído un bolso, alguien te abraza sin esperártelo, alguien te llama o logra volver a comunicarse contigo sin que te lo esperes, ese es el caos manifestándose de manera espontánea...Se ha parado una camioneta que nos llevaba en plena autopista por falta de gasolina, conversas con una chica por el camino y te dice que te ha visto alguna vez, mientras pensabas en conocerla, los padres de una amiga querían que ella fuera comerciante pero ella eligió las artes y la poesía, es el caos...Derrepente vas caminando y sin saber porqué varios se quedan mirándote, maldices un banco y alguien te ofende porque se lo tomó personalmente para él, grafiteas un carro y su dueño te persigue, llegas a la casa y la comida del gato esta regada en el suelo, ha llovido y la tremenda tempestad estremeció la casa, bañándola de pies a cabeza, es el caos expresándose en nuestras vidas diarias sin pedir permiso y sin tocar la puerta.

Estas en tu cuarto y escuchas a lo lejos el eco de los tiros en el barrio...en la cocina el café a manchado tu franela y una gota ha caído en un recibo viejo del pago de luz que tenías, la gota luego de secarse en el papel ha dibujado un meteorito o el destello de un cometa, es el caos...

Los niños han jugado con los jabones, los champú y los detergentes en la batea, han dejado la mesa repleta de salsa de tomate, mostaza y mayonesa, en la cocina los platos tienen el rostro de las tremenduras y las líneas rojas, blancas, amarillas y anaranjadas dibujan sonrisas, círculos y estelas, se ha enchumbado el piso del agua que botaba la lavadora cuando se lavaba la ropa, un pedazo de plástico tapó los conductos por donde se iba el agua, es pues el caos...

Vas caminando y hay calles oscuras que a veces ni puedes ver quien viene y alguien te saluda, vas caminando y en el bululú de gente una chica te tira un beso, esperabas a alguien a una hora acordada y nunca llegó, que hiciera tal o cual cosa y nunca lo hizo, es el caos...

No le caes bien a una persona, o esta siente envidia y trata de ridiculizarte o de minimizar tu trabajo, siente algún complejo injustificado o busca justificar sus errores en base a las contradicciones ajenas y los errores de otros, te das cuenta entonces que cada quien te juzga desde sus limitados prejuicios y trata de etiquetarte, clasificarte y de hacer una critica destructiva acerca de ti y de lo que tu eres, dando una falsa imagen a los demás para soltar las calumnias, para difamarte y desprestigiarte, son matrices de opinión propios de los canallas y de los criminales, desde la bajeza es llevada a su máximo exponente, haciendo parecer a la víctima como victimario, al agredido como el agresor, esa es la perversidad de jugar con el caos que generan los chismes y los rumores.

Se orinan en las estatuas y en las fuentes de los teatros, en las fachadas imponentes de los palacios, protestan y marchan en los lugares turísticos, el partenon se queda sin turistas, rompen las vidrieras y rayan las paredes, los trenes, los tranvías y los aviones parecen adornos de una era arqueológica industrial, fantasmas de cables, chatarras yacen alrededor de los lugares amontonados, quedan miles de negocios reducidos a cenizas y vallas de antiguas y poderosas transnacionales quemadas, es el caos...

Se ha dañado repentinamente tu computadora, la llave de tu casa se ha quedado en el bolso que olvidaste en el vagón y se lo llevó el metro, con tu cartera y lo que llevabas, avizas a la estación y cuando regresas con algunos amigos, encuentras todo en el apartamento, han sido los indúes quienes te lo han llevado, mientras que en un bar callejero dejas un afiche en una mesa y cuando regresas ya se lo han llevado...es el caos, lo inexplicable e inverosímil.

En el transcurso de tu vida, en unos lugares conoce mucha gente y hace amigos, en otras apenas transcurres en soledad y ves muchos rostros, que paradoja, quisieras volver a esos lugares en donde compartías y te juntabas, son tiempos y circunstancias distintas, contextos distintos, las fronteras que impone e libre mercado te aislan, te encarcelan, te sientes en tu propia jaula y pasa por tu cabeza que bajo tanto condicionamiento, predeterminación y conductismo masivo, es verdaderamente poco lo que se puede transformar aparentemente, primero pasa por tu mente como volver a ser yo, como redescubrirme y encontrarme en mi mismo, para no ser la identidad, la marca o el símbolo que a cada uno de nosotros le tiene reservada la estandarización de la industria y la imagen, o el marketing de la empresa privada, la compañía o la corporación. Cómo recuperar lo que verdaderamente soy, cómo recuperar la humanidad que me han quitado, que me han robado, para ser una marioneta del consumo, para convertir mi cuerpo en depósito de productos como que si fuera un almacén, y mi cerebro en refugio de la falsa conciencia que me hace huérfano y esclavo de su ideología, cómo recuperar mi identidad y la soberanía que me han usurpado para habitar en medio de miles de máquinas y aparatos, para volverme operativo, inútil, en instrumentos de otros, cómo volver a ser, percibir y vivir con los sentidos propios en vez de ser nuestros cuerpos, nuestras miradas y lo que sentimos la propiedad o la posesión de los dueños y gendarmes del capital.


¿Que Somos en medio de toda esta industria, estos edificios y esta tecnología?


¿Seguiremos siendo esa refinería, esos cables, esos plásticos esos desechos urbanos?

¿Seguiremos siendo ese televisor, ese celular, ese reloj, ese vídeo juego, esa computadora?

¿Somos acaso esa silla, esa mesa, esa nevera, esa cocina empotrada?

¿Somos ese centro comercial, ese banco, ese negocio, esa casa, esa empresa?

¿Seguiremos siendo esa fábrica, esa corporación, esa maquila?

¿Somos esos tubos, esas cañerías, esas alcantarillas?

¿Somos esas llaves, esas propiedades, esas cuentas y esos títulos?

¿Somos esos cosméticos, ese desodorante, ese champú, ese perfume, esa colonia?


¿Somos esas orquestas, esos adornos, esos géneros musicales para el mercado y esos “artistas”?

¿Somos autopistas, asfalto y alfombras de cemento?

¿Somos un número, un código, solo una estadística que juega con papelitos que solo tienen dibujado una cifra al cual le llamamos dinero?


¿Somos esas tuercas, esos tornillos, esas ferreterías y esas máquinas que nos condicionan e inutilizan?

¿Somos esas cárceles, esas cercas, esos muros que se levantan para separarnos?

¿Somos esas iglesias, esos templos, esos palacios, esos estadium y coliseos?

¿Somos clones, zombie, ratas de laboratorios o perros de caza?

¿A donde iremos a parar con tantas complicaciones?

¿Será acaso que seremos autómatas?

¿Somos esos metros, esos trenes, esos tranvías, trolebuses, esos metrocables?

¿Somos esa academia, esa escuela, esas instituciones, esas jerarquías y elites?


¿A donde iremos sin vincularnos a la tierra y a los orígenes?

¿A donde iremos si olvidamos las raíces?

¿Que seremos si se borran las identidades y las diversidades?

Cuanto han complicado nuestras vidas...

y pensar que tan solo somos un instante de tiempo

tan solo somos el pétalo del tiempo

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