lunes, 21 de octubre de 2013

VOLVEREMOS AL MOLINO Y A SER GENTES DEL MAÍZ























Volveremos al molino y a ser gentes del maíz
volveremos al conuco y con barro a construír
volveremos en colectivo para todos vivir bien
Para que la sonriza sea de dientes de maíz
y a la Aby-ayala vuelva a florecer

Volveremos a ser pueblos y gentes de la tierra
volveremos a ser ese rostro originario
volverá a vivir el lago el riachuelo
volverá a cantar la Guacamaya en el cerro

Volverá la tierra a respirar aire limpio
y se verán los mares libres de derrames de aceite
volveremos a ser gentes del maíz
volveremos a usar molinos
viviremos en colectivo

 Ayer degusté una arepa en la cena después de moler el jojoto (choclo), y volví a sentir la diferencia entre una arepa de harina de bagazo (sin nutrientes, llamada “harina pan”), y una verdadera arepa como lo hacía las gentes antes de esta perversa industrialización, así que con una sola arepa hecha de harina de maíz, rellena con queso y jamón, y acompañada de un jugo de avena quedé feliz...

   Escribo esta anecdota ya que sé que se forman unas inmenzas colas para tener que comprar la tan anciada “Harina pan”, en vista de una guerra económica sin precedentes en la historia contemporánea de Venezuela, y entonces he aquí la pregunta:

¿Que tal si el pueblo de a pié, el pueblo sencillo, y todo aquel que quiera, recurriese a aquellos métodos no industriales que no se basan en la comodidad, la rapidez y el confort, pero que son efectivos a la hora de resolver los problemas cotidianos?

 Y he aqui el ejemplo del molino y el hecho de hacer la  masa de maíz artesanalmente, pudieran haber sin duda miles de ejemplos más, guardados en el imaginario de la memoria histórica y la sabiduría popular, con lo cual se concluye que los pueblos, volviendo a retomar esos saberes que han sido desplazados por el mundo de la publicidad para el mercado, y toda esa tecnología cómoda pero inutilizante, puede, con un poco más de esfuerzo y trabajo derrotar cualquier plan de incertidumbre económica o desabastecimiento artificial de esos “productos”, creados por el capitaismo para la dependencia.

Hace unos meses atrás tuve la oportunidad de volver a deleitarme con unas tortillas mexicanas, preparadas siguiendo un proceso similar, solo que ésta vez tuvimos que ablandar los granos de maíz a fuego de leña, echarle un poco de cal, y luego molerlo y hacer la masa (un poco más largo todo), pero  aunque lleva más trabajo, vale la pena, ya que una de las propiedades maravillosas que tiene el maíz es que además de que te alimenta, es el de saciar el hambre en poco tiempo, yo con un par de tortillas había quedado lleno...
Así pues que los invito, a que dejen de hacer colas y preparen sus masas para las arepas, las tortillas y las cachapas...

P.D: De allí la importancia de cuidar y poder obtener semillas autoctonas del maíz (y de cualquier otra planta), ya que dejar en manos de las corporaciones las semillas es la esclavitud absoluta, la dependencia total a que tengas que comprarles solo a ellos, más las desventajas, daños a la salud y a los ecosistemas que producen las semillas “Transgénicas” que fabrican en laboratorios.

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