Volveremos al molino y a ser gentes del maíz
volveremos al conuco y con barro a construír
volveremos en colectivo para todos vivir bien
Para que la sonriza sea de dientes de maíz
y a la Aby-ayala vuelva a florecer
Volveremos a ser pueblos y gentes de la tierra
volveremos a ser ese rostro originario
volverá a vivir el lago el riachuelo
volverá a cantar la Guacamaya en el cerro
Volverá la tierra a respirar aire limpio
y se verán los mares libres de derrames de aceite
volveremos a ser gentes del maíz
volveremos a usar molinos
viviremos en colectivo
Ayer degusté una arepa en la cena después de moler el jojoto (choclo), y
volví a sentir la diferencia entre una arepa de harina de bagazo (sin
nutrientes, llamada “harina pan”), y una verdadera arepa como lo hacía las
gentes antes de esta perversa industrialización, así que con una sola arepa
hecha de harina de maíz, rellena con queso y jamón, y acompañada de un jugo de
avena quedé feliz...
Escribo esta anecdota ya que sé que se forman unas inmenzas colas para
tener que comprar la tan anciada “Harina pan”, en vista de una guerra económica
sin precedentes en la historia contemporánea de Venezuela, y entonces he aquí
la pregunta:
¿Que tal si el pueblo de a pié,
el pueblo sencillo, y todo aquel que quiera, recurriese a aquellos métodos no
industriales que no se basan en la comodidad, la rapidez y el confort, pero que
son efectivos a la hora de resolver los problemas cotidianos?
Y he aqui el ejemplo del molino y el hecho de
hacer la masa de maíz artesanalmente,
pudieran haber sin duda miles de ejemplos más, guardados en el imaginario de la
memoria histórica y la sabiduría popular, con lo cual se concluye que los
pueblos, volviendo a retomar esos saberes que han sido desplazados por el mundo
de la publicidad para el mercado, y toda esa tecnología cómoda pero
inutilizante, puede, con un poco más de esfuerzo y trabajo derrotar cualquier
plan de incertidumbre económica o desabastecimiento artificial de esos
“productos”, creados por el capitaismo para la dependencia.
Hace unos meses atrás tuve la
oportunidad de volver a deleitarme con unas tortillas mexicanas, preparadas
siguiendo un proceso similar, solo que ésta vez tuvimos que ablandar los granos
de maíz a fuego de leña, echarle un poco de cal, y luego molerlo y hacer la
masa (un poco más largo todo), pero
aunque lleva más trabajo, vale la pena, ya que una de las propiedades
maravillosas que tiene el maíz es que además de que te alimenta, es el de
saciar el hambre en poco tiempo, yo con un par de tortillas había quedado
lleno...
Así pues que los invito, a que
dejen de hacer colas y preparen sus masas para las arepas, las tortillas y las
cachapas...
P.D: De allí la importancia de
cuidar y poder obtener semillas autoctonas del maíz (y de cualquier otra
planta), ya que dejar en manos de las corporaciones las semillas es la
esclavitud absoluta, la dependencia total a que tengas que comprarles solo a
ellos, más las desventajas, daños a la salud y a los ecosistemas que producen
las semillas “Transgénicas” que fabrican en laboratorios.
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