En las músicas y las sonoridades originarias existe un
vinculo, una relación entre la cosmogonía y la forma que adquieren los
instrumentos musicales, lo cual hace que flautas, tambores y ocarinas muchas
veces tengan figuras antropomorfas, los instrumentos comunican al mismo tiempo
una simbología inherente a la cultura a la cual pertenece la etnia o el pueblo
originario, pero también es utilizado para reproducir los sonidos de la tierra,
cuando suenan dichos instrumentos se esta en presencia de un lenguaje que
identifica a la etnia, así encontramos que por ejemplo, en los antiguos Aztecas
se consideraba al Teponaztli y el
Huéhuetl como instrumentos de las deidades, pero que habían sido expulsados de
la corte del sol por desobediencia y se habían convertido en instrumentos musicales
(Arezt 1991).
Para
los Aztecas Xochipilli era el señor de la música, de la danza, de las flores y
de los cantos, se le suele encontrar en los códices rodeado de instrumentos
musicales. En la Cosmogonía Huichol para relatar las leyendas suenan las
sonajas, mientras que el tambor es usado para la fiesta de los elotes y las
calabazas. En estas civilizaciones abyayalanas existieron héroes culturales que
elaboraron instrumentos, como Xaimalli.
Innumerables ocasiones encontramos
que lo que nosotros concebimos como música, forma parte dentro de las
cosmogonías y lógicas ancestrales, como cantos, ofrendas o evocaciones a la
lluvia, al mar, al lago, a la montaña, para tener una buena cosecha o por la
fertilidad de la tierra.
Para
los Wakuénai quien es el encargado de preparar y llevar a cabo el ritual es el
Pudáli, en donde se realiza el encuentro entre varios grupos del pueblo, por la
cual le danzan a Kuwai, el jaguar, personaje que permite el vìnculo y el recuerdo con
los ancestros. Cuenta la cosmogonìa que la voz y los instrumentos de Kuwai le dan inicio
al mundo.
Los
cantos en las cosmogonías originarias pueden interpretarse como la voz de los dioses y los
ancestros, en donde se baila y se representan animales-totem, y ademàs existen ofrendas de bebidas, se
intercambian o se comparten alimentos, así como se celebra la iniciación a la
fertilidad, la inauguración de una maloca, churuata u hogar familiar, la visita
de un viajero, el nacimiento o la muerte,
En la
Cosmogonía Mapuche el Cultrun o tambor de los machis (chamanes) tiene
representado los cuatro puntos cardinales, mediante este tambor se reúnen los
mapuches en torno a un Rehue (tronco enterrado en el suelo) para el rito
correspondiente de recuerdo y comunicación con los ancestros y la memoria de
los antepasados.
Los
Mapuches al igual que el pueblo Wayuu cree en los sueños, en donde a través de
éstos se interpretan los mensajes que pueden anteceder acontecimientos
importantes, visiones, y estos sueños tienen que ver con los cantos ritualicos.
En
los Huitotos, un pueblo originario de Colombia, al igual como lo conciben
muchos pueblos amazónicos, sonoridades y música van unidos al baile,
manifestaciones que reafirman y fortalecen el cosmos y la cultura, los cantos y
los bailes tienen como fin establecer el equilibrio y la armonía en la
convivencia de los hombres y mujeres de las civilizaciones tropicales, con
todos los demás factores que integran el medio o el contexto (animales,
plantas, ríos, piedras, astros).
En los Yekuana los
Dioses o deidades se expresan también a través del canto del piache o shamán, de allí que las sonoridades que se logran a
través de las maracas sagradas, especialmente preparada por el piache, y
combinados con los cantos que evocan espíritus, no solamente son empleados para
los rituales cosmogónicos, sino también de curación.
Fuente Consultada:
Aretz, I. (1991). Música de los Aborígenes de
Venezuela. Caracas: Fundación de etnomusicología y folklore (FUNDEF)-
Consejo nacional para la Cultura (CONAC).
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