jueves, 16 de mayo de 2013

LA MÙSICA Y LOS DIOSES


      En las músicas y las sonoridades originarias existe un vinculo, una relación entre la cosmogonía y la forma que adquieren los instrumentos musicales, lo cual hace que flautas, tambores y ocarinas muchas veces tengan figuras antropomorfas, los instrumentos comunican al mismo tiempo una simbología inherente a la cultura a la cual pertenece la etnia o el pueblo originario, pero también es utilizado para reproducir los sonidos de la tierra, cuando suenan dichos instrumentos se esta en presencia de un lenguaje que identifica a la etnia, así encontramos que por ejemplo, en los antiguos Aztecas se consideraba al  Teponaztli y el Huéhuetl como instrumentos de las deidades, pero que habían sido expulsados de la corte del sol por desobediencia y se habían convertido en instrumentos musicales (Arezt  1991).

      Para los Aztecas Xochipilli era el señor de la música, de la danza, de las flores y de los cantos, se le suele encontrar en los códices rodeado de instrumentos musicales. En la Cosmogonía Huichol para relatar las leyendas suenan las sonajas, mientras que el tambor es usado para la fiesta de los elotes y las calabazas. En estas civilizaciones abyayalanas existieron héroes culturales que elaboraron instrumentos, como Xaimalli.

      Innumerables ocasiones encontramos que lo que nosotros concebimos como música, forma parte dentro de las cosmogonías y lógicas ancestrales, como cantos, ofrendas o evocaciones a la lluvia, al mar, al lago, a la montaña, para tener una buena cosecha o por la fertilidad de la tierra.

     Para los Wakuénai quien es el encargado de preparar y llevar a cabo el ritual es el Pudáli, en donde se realiza el encuentro entre varios grupos del pueblo, por la cual le danzan a Kuwai, el jaguar, personaje que permite el vìnculo y el recuerdo con los ancestros. Cuenta la cosmogonìa que la voz y los instrumentos de Kuwai le dan inicio al mundo.

    Los cantos en las cosmogonías originarias pueden interpretarse como la voz de los dioses y los ancestros, en donde se baila y se representan animales-totem, y ademàs existen ofrendas de bebidas, se intercambian o se comparten alimentos, así como se celebra la iniciación a la fertilidad, la inauguración de una maloca, churuata u hogar familiar, la visita de un viajero, el nacimiento o la muerte,

    En la Cosmogonía Mapuche el Cultrun o tambor de los machis (chamanes) tiene representado los cuatro puntos cardinales, mediante este tambor se reúnen los mapuches en torno a un Rehue (tronco enterrado en el suelo) para el rito correspondiente de recuerdo y comunicación con los ancestros y la memoria de los antepasados.

     Los Mapuches al igual que el pueblo Wayuu cree en los sueños, en donde a través de éstos se interpretan los mensajes que pueden anteceder acontecimientos importantes, visiones, y estos sueños tienen que ver con los cantos ritualicos.

    En los Huitotos, un pueblo originario de Colombia, al igual como lo conciben muchos pueblos amazónicos, sonoridades y música van unidos al baile, manifestaciones que reafirman y fortalecen el cosmos y la cultura, los cantos y los bailes tienen como fin establecer el equilibrio y la armonía en la convivencia de los hombres y mujeres de las civilizaciones tropicales, con todos los demás factores que integran el medio o el contexto (animales, plantas, ríos, piedras, astros).

    En los Yekuana los Dioses o deidades se expresan también a través del canto del piache o shamán, de allí que las sonoridades que se logran a través de las maracas sagradas, especialmente preparada por el piache, y combinados con los cantos que evocan espíritus, no solamente son empleados para los rituales cosmogónicos, sino también de curación.

Fuente Consultada:
 Aretz, I. (1991). Música de los Aborígenes de Venezuela. Caracas: Fundación de etnomusicología y folklore (FUNDEF)- Consejo nacional para la Cultura (CONAC).

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