lunes, 17 de mayo de 2010

CONVERSA CON GAVIDIANO




“Hoy renuncio a todo modelo de poder, causa y consecuencia de todas las miserias humanas. Ahora en este preciso instante me convierto en mariposaColibri, en vuelo y danza hacia el néctar de la vida y el amor”

Lo cierto es que todavía transitamos en la posibilidad de creer en nosotros mismos, en la posibilidad de que las gentes crean en si mismas, la conciencia del reconocerse así mism@s, encontrarse desde otras perspectivas, el reconocer al otro y a los otros. También es evidente que para el sistema es un crimen ser uno mismo, para el capitalismo “usted no puede ser usted mismo”…”el que quiera ser el mismo en este sistema, esta jodido”…

Sobre lo inútil: es conocido aquel dicho por demás difundido en el mito social, el cual tenía y aún tiene como máxima “gradúate para que seas alguien en la vida”, y allí se engañaron a miles de personas, generaciones enteras, que después de graduarse se convirtieron en Especialistas Inútiles, cruel desengaño que nos toca a nosotros desmontar, y que cuenta a su favor la manipulación que se hace en base a los recuerdos, la nostalgia, y hablábamos de que es necesario morir varias veces para renacer de nuevo, en lo que realmente nos nombre, para lograr emerger en lo que realmente somos cada quien, cada diversidad, cada expresión de vida, en vez de andar siendo a imagen y semejanza, el espejo y la imitación del libre mercado.

la primera muerte, ya nos viene sentenciada al nacer, en la cual reproducimos lo que nos invade los sentidos y nos tuerce y nos confunde los caminos, nos tortura la vida y la existencia; la segunda muerte es la renuncia al desmadre que nos niega, que a la vez se transforma en nacimiento definitivo de lo nuevo y de lo distinto.

“¿cómo renunciar a la puta vida enajenada?, ¿me estas diciendo que 20, 40 años de mi vida no sirvieron para nada?, que todo lo que hice…a dónde quedó mi preescolar, a dónde quedaron aquellos reglazos, a dónde quedaron las planas, a dónde quedó esa foto del álbum, los “15 años”, los “días de la madre” “del padre”, que quedó después de todo eso? es arrecho quitarle la memoria histórica enajenada a la gente que se esforzó por construirla”

Y es que los mitos sociales sobre lo que esta constituido el capital, el modelo económico que se exhibe y te dice permanentemente “soy empresario”, genero fuentes de” trabajo”, “prosperidad”, “desarrollo”, no te dice que explota gente, que produce como consecuencias desechos humanos, tragedias sociales, que contrastan con la luminosidad y la aparente grandiosidad de lo “privado”, de sus templos de consumo y sus maquinarias fabriles y urbanas que despojan a la gente de su soberanía, de su dignidad, menos aún dicen que nos roban la existencia, nuestra juventud, nuestro sudor, de lo que ellos llaman como “producción”, “productividad”, “competencia”…las vallas y carteles exhiben la buena “apariencia”, el “buen vestir”, la comodidad, “el confort” la tecnología y toda una serie de ilusiones ópticas que funcionan como anzuelos, en la cual se ha estandarizado a las sociedades en el consumo más voraz y desmedido, se han conformado prototipos de hombres y mujeres que se Especializan para tal fin. Así las elites económicas han generado en los pueblos las conductas indeseables y enfermas, condicionadas para reproducir la enajenación.

“Es el sistema el que genera la inutilidad, te convierte en una pieza que puede sustituir por otra, y en cualquier momento, “¿Qué es lo inútil?, no eres útil porque ya no me sirves, no te puedo usar como yo necesito usarte, explotarte, yo necesito que me produzcas dividendos, qué tan eficiente y productivo, y qué tan barato te puedes vender…”

La inutilidad generada en cientos de miles de Especialistas inútiles, que responden perfectamente a los requerimientos del libre mercado, pero que el enfoque que manejan y direccionan se vuelve en un obstáculo para construir una verdadera revolución, porque sustentan entre otras cosas la existencia de las jerarquías, las “clases sociales”, aristocracias y burguesías, sustituidas por nuevas burguesías, por nuevos “propietarios”, nuevos ricos, y todas las dinámicas sociales se manejan en una instrumentalización, el pragmatismo, la cosificación, ya no se ven a las personas como tales, sino como un producto, con oferta y demanda incluida, una mercancía.
El libre mercado descarta a cualquiera, después que ha sido exprimido en sus engranajes y mecanismos de “trabajo”, el sistema fabrica roles y desempeños que operan a su conveniencia y racionalidad, un sistema que produce y fabrica desechos, en donde la gente es utilizada, explotada y desechada, hace de la persona una pieza sustituible, y es allí donde ese engranaje que te creó a ti y a mí, como “arquitecto” o como “ingeniero”, o como cualquier ESPECIALIDAD INUTIL no sirve para una verdadera Revolución. Porque en la misma lógica del capitalismo, “todo aquello que no tiene un valor de uso económico, explotable, que genere dividendos, es desechable”.

“¿cómo sueñas tu la Revolución?...No sabemos vivir fuera del sistema, el sistema nos hace inútiles para incapacitarnos de crear otras posibilidades de vida…te incapacita para amar, conversar, dialogar, te incapacita para soñar, sentir y mirar…nos inhabilita…Para Descolonizarnos hay que vivir en la metáfora, hay que impregnarse de la metáfora”

Muchas veces notamos que se defiende a la Revolución, que nos desgastamos defendiendo el sueño, pero pocas veces somos capaces de concretar lo distinto, porque nuestros imaginarios están impregnados de lo viejo, de eso que deseamos superar, de eso que despreciamos que forma parte de la gran tragedia de la humanidad, y que se expresa en el capitalismo en todas sus formas y maneras de confundir, engañar, mimetizarse, copiar discursos, trajes, vestirse de “popular”, usurpa y es capaz incluso de tomar lo verdadero y corromperlo, de tomarlo y reproducirlo cual grosera Coca-cola, nunca un patrón había sido capaz de destruir tantas veces quisiera y al mismo tiempo lo hermoso y lo sublime, genocidio cotidiano en el lenguaje, en las interrelaciones sociales, en la familia, en la escuela, en las geografías y calendarios, la perversidad perfeccionada hasta el extremo, capaz de destruir ecosistemas completos, bosques, paisajes, mar, agua, tierra, viento, sentimiento y armonía ancestral.

Entonces hay que soñar la Revolución desde lo distinto, desde lo diferente, lo demás es simplemente reproducir y repetir la misma historia por la cual el pueblo salió a la calle, hubo un Caracazo, un 12 de Abril, todas las rebeliones que se han sucedido para librarnos de la esclavitud, no pueden desembocar en oxigenar y darle espacio a lo que nos negó, a lo que nos jodió y nos sigue jodiendo la felicidad, a lo que nos humilla, atropella y destroza, para sustentar la mentira.

“Nos dice el Dios desde allá arriba: Este es el gran desmadre del Universo, ¿y ahora quieren que los salve?...ustedes si es verdad que le echaron bolas, ¿Quién arregla este desmadre de mierda?...ustedes están locos…”

En un medio todo tapizado de cemento, con industrias y fabricas a los lados y una casa de paredes, un puñado de florecitas de cariaquito morado hacen florecer el milagro de los milagros: toda una historia de vida se entretejen entre las mariposas, los colibríes y otros invitados, que hacen del lugar un oasis de vida, allí se muestra como el desprendido corazón renace aún en un pequeño lugar, en donde aparentemente no sucede nada, y por la cual no es objeto de interés porque nadie se lucra, pero el desmadre ignora que los sueños se pueden dar desde lo pequeño, y allí nos alumbra y nos convida, nos encuentra y hace posible la metáfora, la diáspora y la capacidad de curarnos de espíritu y reencontrarnos y vincularnos con aquellas “cosas que se visten de lo sencillo”…

“La Capacidad de Renuncia: vivir dentro del libre mercado es una muerte, renunciar a los valores del libre mercado es la segunda muerte…¿Cómo llegamos a esa renuncia?...tiene que emerger o brotar de una conciencia, a través de una forma de vida: una que es individualista y consumista, y otra que es la socialista y colectivista, haciendo cosas juntos, compartiendo con los vecinos, desde allí, en la practica…”

Estamos todos imbuidos en una dinámica que nos traga, avasallante dinámica que evita pensarse, evita encontrarse y reconocerse, es esa dinámica que se impuso en la cual todo gira de acuerdo a las relaciones que ha signado el libre mercado, necesario es por una parte deslastrarnos de una cantidad inimaginable de mitos sociales, recuperar los sentidos, esa humanidad que somos, esa capacidad de soñarse, de ensayarse, de reconocerse, de creer en si mismos, de creer en nuestras capacidades como gentes, la necesidad de juntarnos y de acompañarnos, la necesidad de encontrarse consigo mismo y con los otros, en los rostros verdaderos y en las posibilidades como pueblo, ser desprendidos, sencillos, gentes espirituales, gentes que piensan y actúan en colectivo, que hacen y crean para lo colectivo, gentes recuperando en la cotidianidad la soberanía perdida en los intermediarios, los empresarios de la enfermedad y Especialistas inútiles. Gentes capaces de autogobernarse y decidir su propio destino, convivencia en armonía y equilibrio entre sus semejantes y la madre tierra.

“Me habitaste de tantas ternuras, que ahora soy un pueblo de amores”

Un kamarada dijo una vez que “Habitar es dejar huellas”, “habitar un territorio es convivirlo” pero desde que se han pensado las “ciudades” y las aglomeraciones humanas en estas ultimas décadas, las viviendas no expresan las huellas de la vida, sino el expansionismo invasor, y la extensión de las ciudades se van agrandando como un cáncer que va arrollando todo lo que encuentra a su paso.

“El libre mercado es el 99.9% en donde la mente es cibernetizada, nosotros no habitamos la vida, es el acondicionamiento, la mecanicidad de las cosas la que nos habita…”

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