SER SOBERANOS

¿Por qué delegar mi soberanía en curas y obispos si puedo ser yo mismo mi propio Shamán, si puedo llevar mi espiritualidad yo mismo sin depender de administradores de la fe?

¿Por qué perder mi soberanía en supermercados y tiendas que comercian con las necesidades básicas si puedo como persona, con las manos sembrar y crear las cosas que necesite?

¿Por qué delegar mi soberanía en otros que tienen investiduras, si puedo investigar, estudiar y analizar lo que acontece para transformar y refundarme internamente?

¿Por qué perder mi soberanía en los traficantes de empleos y de hambres si tengo la capacidad de autoemplearme, de crear mi propio trabajo, crear un proyecto comunitario y hacer del trabajo una emancipación colectiva?

¿Por qué delegar mi soberanía en alcaldes, gobernadores, funcionarios y representantes si como pueblo la gente puede autogobernarse cuando se guía por la razón y la conciencia?

¿Por qué delegar o perder mi soberanía en intermediarios si como persona, y más allá como pueblo podemos hacer las cosas que nos atan al capitalismo gracias a esos engranajes intermedios del mercado?

¿Por qué perder mi soberanía en el consumo y en los centros comerciales si sé que para sostener esos templos y esas costumbres se esta destruyendo la vida planetaria, si sé que a través del mercado solo somos instrumentos de las transnacionales y de la publicidad?

¿Por qué perder la soberanía en los bancos y en las tarjetas de crédito si ya se ha demostrado que los banqueros y el capital financiero representan la mafia que maneja los dineros depositados de los países, las deudas, los ahorros, para financiar el capital internacional que hará guerras, que seguirá moliendo seres humanos en las maquilas de trituración que conocemos como fábricas e industrias?

¿Por qué delegar mi soberanía en “empresas privadas” inmobiliarias para que me construyan una casa, que será como todas las casas, un estándar, si nuestro pueblo tiene tradiciones de bahareque, chozas, casas de barro, churuatas, casas de adobe?

¿Por qué delegar o perder mi soberanía en la comida rápida, en las comidas basuras de las franquicias, si nuestro pueblo tiene sus dulces, tiene sus platos, tiene sus sabores?

¿Por qué perder mi soberanía en la música que elabora en laboratorios el libre mercado, o la música foránea que promociona, si en mi país existe una música propia?

¿Por qué perder mi soberanía cultural, cognitiva, epistemológica y educativa en modelos ajenos, extranjeros, positivistas y transculturizantes, si nuestro pueblo tiene su propia cultura, tradiciones ancestrales, referentes históricos trascendentales, enseñanzas, leyendas y valores que lo conforman?

¿Por qué delegar mi soberanía en empresas cerveceras si puedo elaborar en mi casa el vino y la cerveza necesaria para el convite?

¿Por qué delegar o perder mi soberanía en la industria cultural, en los programas televisivos y las comiquitas hechas por los gringos, si sé que tenemos cuentos, personajes y artistas capaces de hacer las comiquitas y los dibujos animados pa los chamos, desde una visión latinoamericana y venezolana, resaltando nuestros valores?

¿Por qué perder la soberanía en comprar juguetes de plastico a los chamos, si ellos mismos pueden hacer sus juguetes con las manos?, ¿por que perder nuestra soberanía en las transnacionales del juguete si tenemos arcilla, las muñecas de trapo, los titeres y las artes para entretener?¿porque resolverlo todo con comprar juguetes de plastico de las transnacionales y acostumbrar a nuestros niños a la television si es mejor que jueguen en el patio, que corran, que inventen con qué jugar?

¿Por qué delegar o perder la soberanía en quienes defienden la “propiedad privada” si en base a esta solo piensan en negocio, o el negocio esta siempre por delante, es decir la ganancia, así sea “pequeño” “mediano” o “gran” productor?, ¿Por qué perder la soberanía de un país en la “propiedad privada” si tarde o temprano privilegiará y responderá a un individuo, cuando lo que estamos construyendo son los valores de lo colectivo, un país en colectivo?

¿Por qué delegar o perder la soberanía en las “Universidades” que conocemos, si cada quien puede formarse de diversas formas, en diferentes contextos, si a su vez la gente puede crear sus centros de estudio?

¿Por qué delegar la soberanía en los títulos y la supuesta academia, si existen saberes y existen gentes tan capaces como los que consiguieron su título de “ingenieros”, “planificadores” y demás nomenclaturas de la división social del trabajo?

¿Por qué delegar o perder mi soberanía en la medicina alopática, los hospitales y clínicas (públicas o privadas) si estas son intermediarias, son como los talleres de reparación, si nuestro pueblo tiene saberes ancestrales de plantas que te curan?

¿Por qué delegar mi salud en hospitales y clínicas si lo lógico sería que no me enfermara por respirar aire contaminado de las ciudades, de angustias por el desmadre existente, que la gente no se enfermara de tanta explotación e ignorancia en cuanto a conocer su cuerpo, la convivencia y el equilibrio o la relación entre cuerpo-mente y espíritu?

¿Por qué delegar mi soberanía en las competencias deportivas si yo mismo como persona puedo ejercitarme y practicar deportes para estar sano?

En fin, ser soberanos implica a volver a recuperar tantos detalles, porque en sí este sistema de las sociedades de consumo nos ha quitado muchas cosas, nos ha sacado de una planta de fabricación en serie como ESPECIALISTAS INÚTILES, cada quien en su área, con su etiqueta y su envoltorio, de tal manera de desvincularnos totalmente.

Volver a ser soberanos implica por lo tanto un acto de dignidad, por la cual ya no somos objetos e instrumentos del libre mercado, sino volvemos a tener identidad propia, criterio y descernimiento propio, volvemos a ser, a pensar y a vivir de otra manera que no sea desmadrándonos la vida continuamente en base a esa dependencia tan arrecha que tiene “la propiedad privada” y las múltiples formas y maneras de comerciarnos, en la locura e insostenibilidad de una mentalidad pesetera y de negocios.