Hace poco veníamos de una expedición pedagógica entre maestros venezolanos y Mexicanos, en la cual visitamos varias escuelas secundarias técnicas del Estado de Oaxaca, correspondientes a cinco rutas que se realizaron a lo largo del territorio oaxaqueño, en la cual, teniendo en cuenta la inmenza diversidad cultural, interactuamos y nos encontramos con varias naciones existentes, entre las que puedo mencionar: Los Zapotecas, los Mixtecas, ligados a nombres y legados Náhuatl que se podían observar a lo largo de las zonas por donde transitábamos.
Estábamos en uno de los lugares donde quienes han llevado la vanguardia de lucha han sido los maestros, y en la cual se ha desatado una terrible represión en contra de todo cambio y de reivindicación social, en donde las fuerzas del Estado Neoliberal y servil al imperialismo norteamericano, ha dejado sus garras bien marcadas en el cuerpo, en la piel y la existencia del pueblo mexicano.
Recuerdo cuanta indignación me daba ver carteles en las escuelas que visité, en donde la Coca-cola era omnipresente, en donde las sillas decían “escuelas Coca-cola” en donde se podía notar que la política de estado es totalmente neoliberal, política de estado que sabotea y obstruye el impulso del trabajo que quieren llevar a cabo los maestros Revolucionari@s.
Sin embargo, y a pesar de la valiente avanzada de los maestros Oaxaqueños, su capacidad organizativa y compromiso transformador, se ha colado la propaganda que dentro de las escuelas estableció e impuso el libre mercado, dando como resultado una peligrosa antagonía o contradicción, entre lo que quieren impulsar los compas, y lo que simultáneamente desvía, transculturiza y confunde la intencionalidad socio-cultural.
Por una parte elogiaba las danzas y manifestaciones propias como la Guelaguetza, se puede evidenciar una fuerte resistencia cultural, practicas de las tradiciones, pero que todavía no se han aprovechado como fusil insurgente de liberación, tanto libertario, cognitivo, como filosófico y comunicacional, puede ser también una similitud o analogía a nuestro caso como venezolanos, en donde existen quienes no terminan de entender (o no quieren), que no se puede seguir concibiendo a la CULTURA en REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, como vitrina o bellas artes, como comercio o mero accesorio, o adorno de las circunstancias o coyunturas.
Allá en México, la mayor indignación me vino cuando me hallaba en Unión Hidalgo, cuando en una actividad que llevaba a cabo con unos chamos, nos llaman a desayunar en la escuela, y entonces frente a las tortillas, el atole, los frijoles y otras cosas propias de ellos, viene alguien y coloca en el centro de la mesa una inmenza Coca-cola, como si fuera un templo y como si no fuera suficiente que las sillas dijeran “Escuelas Coca-cola”, fue allí que frente a tamaña falta de respeto, a todos los presentes, a todos como hermanos latinoamericanos-Aby Ayalanos, y viendo que había otras bebidas propias del lugar, hechas a mano, muy mexicanas, bajé el tóxico transnacional de la mesa, para no hacerle propaganda al mencionado símbolo, como si nosotros hubiésemos ido allá a vivir una mañana “Coca-cola”, o un día “Coca-cola”…
Luego observé a la persona, que se encargó de colocar el inmenso refrezco, buscando con los gestos aquella bombona de dos litros, extrañada de que no estuviera allí, sobresaliendo entre las tortillas y platos de frijoles.
Después de terminar de comer, me retiré y seguí con la actividad que tenía pendiente, sin saber del paradero del susodicho toxico criminológico, que asesina trabajadores, seca manantiales, se roba las fuentes de agua, y por supuesto, nos enferma y nos induce a tener cáncer…
Hace poco me enteré de la reciente arremetida del Ejercito Federal, que actúa como un ejercito de ocupación, y en la cual la “Lucha contra el narcotráfico” solo es una excusa para callar con balas y represión, la crisis y el hambre que se mastica y se empieza a sentir de verdad por aquellas tierras, en donde tanto admiramos como Bolivarianos, a Villa y a Emiliano Zapata.
La historia de las “Escuelas Coca-cola” que se desarrolló como paquete junto con el lema de las “Escuelas de Calidad” en México, y que se mantiene como herencia de Fox y la complacencia de las elites económicas y gobernantes, nos dan una alerta de cómo se cuela el libre mercado en las conciencias y el imaginario social, a través de la educación, llegando a ser una verdadera amenaza a la identidad y la cultura de cualquier pueblo o nación.
Es claro que los capitalistas quieren una educación en donde no importe que se desmadren las gentes y las personas, siempre y cuando compren, consuman, compren o vendan. Mientras que nosotros, como Revolucionari@s, como Bolivarian@s, como gentes que nos duele nuestro país, el continente y lo que viven nuestros hermanos Latinoamericanos-Abyayalanos, estamos obligados a impulsar una educación, un modelo educativo que sea la base de la nueva sociedad que queremos construir, la base de una nueva interrelación social, una relación armoniosa con la madre tierra, una Sociedad Socialista y no reproductora de los mecanismos y lógicas que impone el libre mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario