No habrán más colas en las carreteras, llegaré temprano al “trabajo”, todo será maravilloso y la dulce historia será “yo y mi carro” o “mi carro y yo”, andaré cómodo entre miles de autopistas, brillarán las ventanas y el latón, que cubren el afán de objeto tan deseado y soñado, me sentiré realizado, casi que diré “ahora si soy un hombre”, y pasaré a toda velocidad y con las cornetas a todo volumen, como si fuera una nave espacial, hasta cuando diga “cuando yo choque mi carro” y despierte, y el automóvil quede todo destartalado y arrugado entre chatarras, volveré a pisar el suelo, a caminar nuevamente, y sobre todo, a convencerme de que nunca fui lo que aparentemente me proponía ser, o pretendía ser, o suponía ser, o lo que ambicionaba alcanzar, solo fui “otro gato” más queriendo manejar juguetes a altas velocidades, jugando a los peligros extremos, a los malabares entre otras miles de motocicletas, a jugar a los tráficos interminables a lo largo de las calles.
"Cuando yo tenga mi carro”, seré más serio, tendré otra categoría, los culos vendrán a mi sin yo llamarlos, exhibiré mi mayor logro: tener un carro, y diré: la vida sin un carro, no tiene sentido, así como el internet o la coca-cola, entonces vendrá a tomar mi mente la depresión, la ansiedad, la incertidumbre, la insatisfacción al no tener un carro, y suspiraré cada vez que piense en él…”cuando yo tenga mi carro”…
Pero aún así diré mientras se saturan las autopistas, las ciudades y los pueblos de automóviles, y aunque todos los días sucedan terribles accidentes por todos los caminos, y suspiraré nuevamente “cuando yo tenga mi carro”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario