viernes, 20 de mayo de 2011

LA VIDA NOS INUNDA EN TODAS SUS DIRECCIONES

La vida nos inunda en todas las direcciones, en alguna grieta de una pared (un helecho), en el hombrillo de una calle (hormiguitas que van y vienen con sus hojitas)… en estos días me bajé de un autobús en una de esas calles de Santa Cruz, se me había pasado la parada e iba caminando apuradito; y en medio de esa prisa que llevaba, la estela de la flor que aparece en la foto me detuvo inmediatamente, me devolví y me quede observándola, realmente me cautivó y por unos segundos todo alrededor mío desapareció, como diría yo ¡conexión total! Le tomé una foto y seguí mi camino.

Ese breve momento entre la prisa y el apuro, esa conexión o vínculo con la flor, me puso a reflexionar. La flor era bastante pequeña y estaba rodeada de escombros, botellas y papeles… había florecido sobre un montoncito de tierra de construcción que aun no terminaban de recoger. A pesar de que el espacio en el que se encontraba no era nada agradable a la vista (por la contaminación alrededor), la belleza de la florecita siempre destacó.

La flor, cumplió su propósito, ella se abrió y dio lo mejor de sí, manifestó toda su belleza en aromas y colores; sin esperar nada a cambio, sin importar el lugar o de lo que estaba rodeada o si algún insecto la iba a visitar a beber de su néctar. Ella sencillamente expreso su ser con todas las fuerzas que la naturaleza insuflo en ella como dando gracias al universo que le dio la vida.

Abrir los sentidos en comunión con el silencio, observar profundamente, puede sorprenderte en alguna esquina de la vida.

20/05/2011 05:03:00 a.m.

Oscar Rodolfo Gavidia

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