Una Economía de crecimiento plantea URBANIZAR, lo que significa más talas de bosques y agotamiento de los recursos energéticos y naturales. Una Economía del equilibrio o del sostenimiento debe basarse en el RECICLAJE y un consumo razonable, consciente, de impacto mínimo en el ambiente, de impacto mínimo en la producción de precariedades sociales o en la generación de éstas, lo que conlleva al cambio de los hábitos de consumo y en un control o reducción de la capacidad consumista y de adquisición de bienes de forma desmesurada y suntuosa, de quienes pueden comprar más, o de quienes como una enfermedad de siglo XX, compran enloquecidamente, frenéticamente, SIN CONTROL, transformando el valor de un papel-moneda (Dinero) en un efecto físico y material que afecta tanto a los semejantes, como al ambiente y sus posibilidades de regeneración.
Lo que implica que se debe evitar que el CAPITAL ACUMULADO (ya sea en bancos, cuentas electrónicas, tarjetas de crédito o cheques) POR CAPRICHO DE CUALQUIERA equis persona, sea utilizado bajo la escusa de “ese es mi dinero” o bajo la escusa de “inversión” en CONSTRUCCIONES Y PROYECTOS que generen menos oxigeno o menos campos verdes, o montañas desgarradas, aguas contaminadas o selvas destruidas.
Solamente con lo que BOTAMOS y DESECHAMOS en las CIUDADES se pudiera OBTENER todas las materias primas para PRODUCIR los artículos de necesidad, se pudiera RECICLAR grandes cantidades de MATERIA PRIMA, que lograrían salvar árboles, cascadas, montañas y lagunas, evitarían por lo tanto más destrucción del ambiente que nos brinda la VIDA sin cobrarnos y sin colocarnos fronteras peajes para caminar o subir sus cuestas o andar en sus llanuras.
Existe otro elemento a tomar en cuenta en una ECONOMÍA DEL EQUILIBRIO, que es el de direccionar lo que se llama como “Fuerzas productivas” o lo que se define como PRODUCCIÓN o PRODUCTIVIDAD, que es el de parar la PRODUCCIÓN EN EXCESO por una PRODUCCIÓN PLANIFICADA que delimite y lo definan las NECESIDADES REALES de cada sector, de cada localidad, de cada barrio o comunidad, de esta forma no se produciría para las leyes del mercado o para el MERCADO en sí, sino en base a las NECESIDADES del Pueblo, lo cual también tendríamos que definir como PUEBLO, cómo funcionarían las fabricas, si es que vamos a nacionalizar la Cocacola o una fabrica de Nestea para seguir produciendo refrezco y veneno (en manos obreras o del Estado), o en cambio creamos NUEVOS NUCLEOS de PRODUCCIÓN que estén direccionados a la buena alimentación. También habría que pensar si seguiremos vaciando los mares de peces, o si por el contrario los mismos centros urbanos pueden crear estanques en donde se practique la acuicultura y técnicas de cultivo urbanas, que puedan ser capaces de generar que nuestras comunidades se autoabastezcan y sean autosustentables, rompiendo asi la cadena intermediaria que hace posible la ESPECULACIÓN o el ACAPARAMIENTO, el sabotaje económico…
Pensarnos e imaginarnos asentamientos autosustentables y que se autoabastezcan, con escuelas que funcionen como NUCLEOS ENDOGENOS ECONÓMICO-CULTURALES en donde sea epicentro de la CULTURA VENEZOLANA, la escuela como núcleo que fortalezca la identidad nacional, popular y con el elemento intercultural por ser un país plurietnico y pluricultural, una escuela siguiendo el proyecto educativo de Simón Rodriguez que llegó a plantear en Latacunga la Escuela de la Comuna.
Seria un craso error hablar en REVOLUCIÓN del “Crecimiento económico”, que es el modelo de producción que esta llevando a la catástrofe, tanto al ser humano como a la madre tierra, ese concepto tecnocrático y cientificista positivista, que predominado a lo largo de estos últimos 200 años con su industrialización, nos esta llevando a la debacle mundial en base al dogma de su “Aldea global” Corporativa y su tan defendida “Propiedad privada”.
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