Por donde quiera que uno levanta la mirada, por donde quiera que uno remueve los escombros, en toda construcción del conocimiento de universidades y academias, en cada epistemología, en cada programa, en cada marco metodológico, conceptual, funcional y estructural, en cada religión, interrelación o espacio, cualquiera tropieza con la verticalidad de un organigrama social, un ámbito académico o de cualquier índole hasta ahora conocido, el conocimiento y el pensamiento desde muchos ángulos de vista lo han difundido y puesto como paquetes de saberes (y valla que lo organizan de tal modo que evite la acción y se estacione a las personas en la inercia y la comodidad desmovilizante), currículum, teoremas y estudios especializados, que llevan al individuo a actuar y a pensar verticalmente, el conocimiento, asi como la escuela, el trabajo, la fábrica, la empresa, la casa, el matrimonio y hasta la religión han seguido un patrón profundamente vertical y jerárquico, que impide mediante la formación y manufactura de productos humanos, una Revolución Cultural en donde la dialéctica y el ser social deberían ser las bases para la felicidad colectiva y la conciencia del hombre y la mujer nueva, y por lo tanto de otro tipo de organización de la sociedad, de los ámbitos geo-espaciales y territoriales, y por lo tanto otro concepto e impulso el que nos motive a construirnos, redescubrirnos, refundarnos y pensarnos, como seres en relación con el cosmos y la madre tierra.
La Verticalidad, ese mundo que vivimos, invento de Europa, invento y perfeccionamiento que han logrado fabricar las élites europeas con mucho mayor énfasis desde que los ingleses decidieron llevar a cabo la Revolución industrial, y desde allí la industrialización y maquinamización de los demás, a fuerza de bombardeos, intervenciones, masacres y genocidios, desplazamientos y usurpaciones, y para ello sus filósofos y legitimadores a través de la ideología: sus Adams Smith, sus Augusto Comtes, Sus Pavlov, sus Kanes, sus Keynes, sus Friedman, sus Voltaires, sus Descartes, sus Maquiavelos, sus intelectuales de la ilustración, que escribiendo para la implantar la hegemonía burguesa luego de derrocar el absolutismo feudal, han configurado el desastre que actualmente tenemos como sociedades y como colectivos humanos.
Para descolonizarnos realmente tendríamos que oponer a la estructura capitalista, una construcción y bases teórico-practicas que nos permitan desmontar la visión unilateral, lineal, dogmatica, vertical y jerárquica del conocimiento que se imparte y se presenta bajo el nombre de materiales, libros, referencias y métodos que se dan en todos los ámbitos de la cotidianidad, eso que llamamos “técnica” pero siguiendo otro concepto para llegar a otro fin (que es lo que nos interesa), pues sucede que se confía en la “técnica” y en la “tecnología” sin haber definido el concepto, asumiendo de antemano lo que nos dejó el colonialismo europeo, pudiéramos hablar de “Revoluciones” que estarían siendo derrotadas en lo estratégico ya que siguen el mismo concepto de “productividad”, “desarrollo” y hasta el modelo de “estado” y “economía”, “fuentes de empleo” y hasta promoción cultural bajo un concepto enajenado, importado o impuesto como consecuencia de una transculturización y desarraigos masivos del pueblo.
Esto exige entonces una enorme concatenación de ideas, de ensayos, propuestas, difusión y publicación de amplio impacto social, la utilización adecuada de los medios de comunicación del Estado, o la creación de medios en manos de la comunidad organizada, que valla inclinando la balanza de la opinión pública o lo que llaman “matriz de opinión”, hacia el otro concepto de gobernabilidad horizontal y colectiva, así como la redefinición del trabajo, de lo que conocemos como “productividad” y de “economía”, eso que llamamos “estudiar”, eso que señalamos como “centros de estudios”, porque mientras el libre mercado sea un dogma, seguirá dividiendo a los pueblos, y colocando a los ciudadanos de su mismo país como enemigos encubiertos o declarados, y eso lo saben los imperialistas, ellos saben que en su modelo artificial impuesto a sangre y fuego, nunca habrá paz y en cambio si crisis permanente, más aún aprovechan todas las contradicciones y confusiones generadas por el sistema capitalista, para arremeter, transgredir, atropellar y aplastar los intentos de proponer y de llevar a cabo lo distinto que nos emancipe.
A Libia le pasó, que quienes a pesar de derrocar a la monarquía proyanqui con Gadaffi como líder, aquella Revolución la fue atrayendo el libre mercado y ahora sufre la puñalada imperial con títeres aprovechando el rio revuelto. En la Revolución Bolivariana hay gente que aunque apoya este proceso histórico, cree ingenuamente, o erróneamente en las bondades que ofrece el libre mercado, hasta hay líderes que son antiimperialistas pero practican el colonialismo interno gracias a su crasa ignorancia o conveniencia personal. Una de las fallas más desgarradoras y estratégicas lo seguimos viendo en dos puntos neurálgicos: Educación y Comunicación, en Educación de nada valen las cifras astronómicas de inclusión si el concepto sigue siendo hacia la verticalidad y las mismas lógicas imperantes que rigen el comportamiento o las actitudes hacia nosotros mismos y hacia los demás, (competencia, individualidad y ganancia en perjuicio del otro), en la comunicación, por conformarse ciertos sectores del chavismo en funciones de gobierno y de Estado, con salirle al paso a la maquinaria mediática de la contrarrevolución, sin haber abierto un frente de contrajuego en donde desmontáramos por completo las armas de la antipatria, con la comunicación y expansión del otro concepto en las conciencias colectivas, más allá de lemas, consignas o discursos presidenciales, o propagandas de empresas del Estado.
Más aún es importante la integración de los cultores, artistas, maestros, escritores e intelectuales orgánicos, y gente sencilla como nosotros que quiera sistematizar sus experiencias, pero que las reglas burocráticas y sus normas de concurso no lo permiten, (Solo para quienes puedan escribir y presentar sus trabajos siguiendo los recaudos y requisitos que establecen las instituciones, pensando como un clase media), he allí por ejemplo, una sencilla manifestación del colonialismo intelectual, que lo tenemos en todos lados, en todo trámite, en todo recaudo, en toda forma de hacer y de proceder, lo que manifiesta que el CONCEPTO NO ESTA CLARO y se pretende ir hacia la “tecnocratización” descuidando lo CULTURAL, que es en sí mismo el paso desde la conciencia y las posibilidades cotidianas, para ir hacia el SOCIALISMO.
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