jueves, 29 de noviembre de 2012

LA CASA DE MI AYER

Por Silvia De Angelis/ Jagüey del circulo de Estudio de Economía Política:

LA CASA DE MI AYER


Esta tarde lluviosa, fría, envuelta en mi torbellino de ideas quizás contradictorias ,leyendo  una parte del CAPITAL de Carlos Marx ,Federico Engels .En un lugar que está, cual tesoro  guardado ,en la hermosa montaña de nuestro majestuoso parque Henry Pittier, siendo sincera busco el lugar donde puedan fluir mis ideas ,tantas ideas que no encuentro las palabras para expresar ,.Leo en la hojas que tengo en mis manos “lo que genera más  ganancias para el capital no genera mas ganancias para el obrero”, a mi mente llega el recuerdo de mis abuelos, mis abuelos fueron obreros del campo ,cultivaron siempre la tierra; pero con una gran diferencia de lo que plantea mi lectura ,pues ellos siempre trabajaron la tierra para levantar a la familia y jamás para explotar al hombre(explotación del hombre por el hombre),y menos para acumular ingentes capitales ,pues en el ideario de mis abuelos se concebían la riqueza desde otros ángulos ,riqueza para ellos significaba alimentarnos bien, contarnos cuentos sanos .La verdadera riqueza para mis abuelos se basaba en la necesidad de ayudar a sus semejantes ,pues recuerdo que cuando en mi casa se mataba una gallina los primeros platos eran para nuestros vecinos.

En la casa de mis abuelos si se aumentaban  las horas de trabajo en momentos de contingencia, pero nunca se tomaron estas medidas con la intensión de acumular más capital, pues  mi abuelo decía que él creía más en el poder de la amistad que en el dinero.

Cuando Carlos Marx denuncia en su obra EL CAPITAL, deja ver claro como la prolongación de la mano de obra del trabajador asalariado  enriquecía más al patrón en detrimento de la salud y el bienestar de los trabajadores.

La casa de mis abuelos recuerdo con claridad  se prestaba para escenarios culturales, se tocaba el tambor, recuerdo que se hacían con pipas o pipotes como dicen por estos lados, nunca  mi abuelo, ni los que visitaban nuestra casa veían con desagrado el hecho de que unos pipotes servían de tambor. ¿Qué quiero decir con esto?, pues que  la industria cultural enajenante aun no había  tocado las fronteras de la casa donde vivieron mis abuelos.

Recuerdo también que la sala de la casa servía como depósito de muchos alimentos cosechados en el conuco pero mi abuelo no los guardaba con la finalidad de reservarlos para  venderlos mas  caros a posteriores, tal cual como lo hacen los mercados a futuro, quienes trabajan con capitales especulativos y guardan grandes cosechas de rubros alimenticios, para sacarlos a posteriores con mayores precios. Lo que si recuerdo es que ellos intercambiaban estos granos de caraotas, tapiramas ,frijoles por otros como telas ,materiales que sirvieran para trabajar la tierra y otros ,los cuales ellos necesitaban en el momento ,este intercambio es lo que se conoce como  trueque.

Cabe destacar que en esa época aunque claro está ya se movía el mundo con los billetes en la mano, en el campo se manejaban muy poco con el valor nominal de las mercancías sino por el contrario con su valor real el cual consiste en adquirir lo que realmente se necesita en el momento justo de la necesidad .

Yo visitaba a mi abuelo a menudo y recuerdo que era tan feliz que en mi sueños aun revivo esos momentos ,tener todo lo que necesitaba sin tener dinero ,poder disfrutar de una hermosa quebrada que rodeaba la casa de mi abuelo ,pescar con un saco en tiempos de ribazón .

El comer mangos guayabas, anón, cambur, tamarindo, fruta vedá(lima o limón dulce)., comer del patio o solar como le dicen por allá. Podemos decir entonces que eso si era vivir viviendo, en armonía con la naturaleza, sin depredarla, ayudando a los hermanos y vecinos. Bueno era para nosotros una gran fiesta.

Algo de suma importancia para mi y que fue un aprendizaje que adquirí en esa gran escuela que era la vida y la casa de mis abuelos, fue el hecho de aprender a trabajar con barro o arcilla para fabricar ollas, tinajas, platos y un sinfín de materiales que nos servían para transportar agua, cocinar. Bueno nunca pensé que en esa quebrada donde me bañaba guardaba tantas cosas y podía brindarme tantos aprendizajes, tan significativos que aun me ayudan a paliar algunas necesidades básicas.

Es esa la escuela que necesitamos para devolver a nuestras generaciones de relevo esos valores .Por eso considero de mucha importancia que en estos momentos estemos en el tapete de la discusión política y económica de nuestro país, pues es urgente que nuestros muchachos y muchachas logren captar la verdadera esencia de la vida, o sea  vivir viviendo.

Aun recuerdo con alegría el olor del camino, de la hierba, de la tierra .las montañas que se levantaban imponentes en el horizonte, horizonte que hoy puedo vislumbrar en esta realidad histórica en la cual estoy inmersa y que me invita a la construcción y colectivización de la consciencia, para así de otra manera aportar a nuestra patria bonita y buena, sembrando esas semillas de humanidad desde la escuela, esa escuela liberadora que pueda cortar desde el ser y el hacer las cadenas de la dominación y que rompe con ese     viejo esquema de discrecionalidad política que nos ha mantenido alejados de la realidad económica de nuestro  país.

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