miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA ECONOMÍA EN LOS CONTEXTOS LOCALES


Circulo de Estudio de Economía Política
27-11-2012
CÓMO NOS AFECTA LA MACROECONOMÍA

   Es evidente que las políticas macroeconómicas nos afectan directamente como ciudadanos en nuestros ámbitos más inmediatos, el estudio de la economía política nos permite sin embargo tener una visión más amplia de cómo funciona la economía en nuestro país, qué características tiene y cómo influye e induce a quienes están en su dinámica a conductas y condicionamientos propios de una estructura en la que nos vemos inmersos, la economía en el caso venezolano es rentista y se convierte en fenómeno social y cultural, provocando un imaginario o mentalidad rentística en la población que se manifiesta en el modo de asumir proyectos, gastos y consumo, de gran dependencia de las clases populares a la subvención del Estado, economía que promueve el parasitismo y oportunismo del sector privado que más se enriquece, aprovechando su capacidad comercial e importadora, donde como consecuencia de ésta realidad no se producen bienes y servicios como expresión de un modelo autogestionario y de autoabastecimiento, sino que más bien se prefiere vivir mayoritariamente de la renta petrolera.

   A nivel de la Macroeconomía nuestros contextos inmediatos se ven afectados por la acción de los mercados internacionales, la guerra económica que el sector privado le ha declarado al sistema público de la economía venezolana, el sabotaje al abastecimiento e incluso la clara política económica de los factores económicos privados de quebrar o limitar el impacto de las políticas del gobierno bolivariano, las empresas socialistas, las empresas de propiedad social, la conformación de las comunas, incluso claras contradicciones cuando desde el gobierno nacional se pretende que éstos factores se sumen a las políticas y proyectos productivos impulsados desde las instituciones públicas, cuando a lo largo de estos años se han caracterizado por crear inflación, estafas financieras (caso del Banco Federal), estafas inmobiliarias, evasión fiscal (caso globovisión), impunidad y asesinato de más de 200 líderes campesinos (terratenientes y gremios patronales), está claro entonces que la oposición no ha dejado de ser fascista y golpista, con lo cual se puede notar en cuanto a la burguesía importadora e improductiva, que el gobierno nacional ha tenido una política ambigua y hasta conciliatoria, cuando llama a conformar empresas mixtas con la clase empresarial que adversa un proyecto de país.

   Tan ambigua ha sido la política económica de nuestro gobierno, que solo se ha conformado con darle a la población venezolana subsidios e inversión social que repercuten positivamente en los ámbitos cotidianos, pero que la misma guerra económica de la oposición en vista de su poder económico-empresarial a nivel de la macroeconomía, se encarga de limitar, e incluso llega a apropiarse de la capacidad de compra del venezolano de a pié. Con esto se pudiera decir, que los sueldos y salarios mínimos no son calculados tomando en cuenta la inflación generada por las empresas privadas (Valor real), sino a un valor nominal estático que se va diluyendo, con lo cual llega a generar descontento en el pueblo, al no alcanzar por ejemplo el sueldo para pagar servicios públicos, alquiler, cesta básica, gastos de transporte y otros. Las cifras de la macroeconomía establecen que todavía después de 13 años de Revolución, la relación y la riqueza nacional que suele expresarse en las estadísticas del PIB, siguen enriqueciendo a la burguesía que se lleva el 70% en comparación a un 30% que se queda en manos del Estado, riqueza nacional engañosa por demás cuando se trata de un 30%  como producto de la renta petrolera y un 70% de importaciones, que muestran el movimiento de más mercancías y el consumismo extremo de bienes y servicios no producidos en el país. 

   Sin embargo las ramificaciones de los factores que contribuyen a este estado de cosas pudiera analizarse también desde el inmenso bombardeo ideológico que todos los días realiza la industria cultural y los medios informativos radiales y televisivos, la mentalidad rentista que a todos los niveles caracteriza al venezolano, que atenta incluso frente a la efectividad y la eficacia de los proyectos financiados por el gobierno nacional y los fondos creados para el impulso de la productividad, las obras y las infraestructuras, el clientelismo político propio de las estructuras económicas rentistas y extractivas de recursos naturales, el dominio del sector privado dueño y señor de los medios de producción, de monopolios y oligopolios que se oponen a todo proyecto nacional, el esquema predominante de puertos que direcciona casi todo hacia el mercado internacional, con un mercado interno muy débil y un desarrollo endógeno todavía por construir con la creación de un Estado Comunal, son múltiples factores que explican el porqué la economía en nuestro país no deja de ser dependiente, siendo todavía la expresión de una economía neocolonial que tiene en la mayoría de los empresarios sus aliados incondicionales como agentes locales del capitalismo global.

LA MICROECONOMÍA-LA COTIDIANIDAD

Sobre esta economía que es más cercana a nuestros ámbitos cotidianos y en donde la gente del pueblo pobre tiene más capacidad de incidencia y de acción directa, en donde se llevan a cabo las más audaces formas de autonomía, poder popular y propuestas de economía social liberadora, encontramos por ejemplo que la  “Economía doméstica es comunista, común para varias y a menudo para muchas familias, lo que se hace y se utiliza en común es de propiedad común: la casa, los huertos, las canoas. Aquí, y solo aquí, es donde existe realmente <>” F. Engels (1884).

   Es en el contexto local donde se hace posible mediante una Revolución Cultural lograr desde nuestras comunidades el VIVIR BIEN propuesto por los pueblos originarios andinos, la propuesta de una sociedad que ya no trabaja ni produce para las leyes del mercado ni para el “Vivir mejor” sino para vivir bien, entendiendo que se trata de una forma de concebir la vida, la convivencia, la complementariedad, la reciprocidad necesarias para reconstruir los tejidos y la organización comunitaria, los valores y principios colectivos, superar el antropocentrismo y el individualismo de la economía política occidental, economía que sustentada en la propiedad privada produce profundos desequilibrios ambientales, desintegración en todos los aspectos de las sociedades, del hombre y la mujer y sus capacidades, establece divisiones de clases, entre la ciudad y el campo, y todos los problemas sociales que actualmente padecemos se deben a la primacía del capital en detrimento del ser social.

   El Vivir Bien, práctica ancestral de los pueblos originarios andinos, nos invitan a crear culturas de vida que armonicen y convivan con nuestros ríos, lagos y montañas, actitudes y formas de ser que no transgredan los ecosistemas, tomando en cuenta que en la cosmovisión originaria todo lo que nos rodea tiene vida, palpita, se mueve, respira, nos habla, nos canta, no se trata de cifras ni de estadística económicas como suele clasificarlo todo la economía política occidental.

   Tomando en cuenta que en Venezuela, en 13 años de Revolución Bolivariana el pueblo venezolano viene construyendo formas organizativas y propuestas de empresas de propiedad social, nuevas relaciones de producción y la intención de construir un Estado Comunal, se hace necesario construir el Pensamiento Económico de la Revolución para contrarrestar el lenguaje y la nomenclatura de las escuelas de economía clásicas que fueron hechas para el capitalismo, ya que necesitamos un Pensamiento y una acción económica que permita construir la cultura socialista.

   La educación está llamada a jugar un papel fundamental para superar la mentalidad rentista que prevalece aún en el pueblo venezolano, para incentivar el trabajo que genere un desarrollo endógeno, el autogobierno, la toparquía y la autogestión en nuestras comunidades, en la formación en el espíritu comunero que necesitamos para desmontar el Estado Burgués.

   Es interesante y valioso aprender de cómo el Comandante Che Guevara como ministro de economía de Cuba pudo colocar la “Ley del Valor” a favor de una Economía en transición hacia el Socialismo, en este sentido el control de precios que se experimentó en la Cuba Socialista de principios de los años 60´s del siglo pasado, así como el llamado “Sistema de Financiamiento de presupuesto” implementado en la Revolución Cubana, fueron medidas económicas que actualmente han servido de referencia a la Revolución Bolivariana en cuanto a las políticas en la microeconomía, como la Ley de costos y precios justos o los fondos de desarrollo y para la agricultura que el gobierno nacional ha creado para fortalecer proyectos comunitarios y del Estado en la inversión social, fondos y políticas económicas que tienen como propósito la construcción del socialismo en Venezuela.

  A nivel Local, la combinación de una Educación Popular, liberadora y Rodrigueana en combinación con la implementación de una Economía Social que permita el tránsito hacia el Socialismo y la creación de las comunas y el Estado comunal se convierte en una prioridad en el marco del Plan Patria 2013-2019, iniciativa que favorezca la soberanía en nuestras cotidianidades y contextos comunitarios.

   Pensarnos y practicar otra economía es necesario, una que se inspire en el concepto ancestral del Buen Vivir y en el colectivismo comunitario, se pudiera decir que la única alternativa que tenemos como pueblos y gentes para reconfigurar nuestros espacios cotidianos, los espacios de encuentro comunes, para lograr mayor autonomía y convivencia, tiene que pasar por proponer la otra casa, la otra alimentación, la otra producción que responda a la otra cultura distinta al capitalismo.

  Los saberes ancestrales y las técnicas o tecnologías consideradas como “pre-modernas” pueden ayudarnos grandemente a salir de la dependencia de los productos y los artefactos que el capitalismo impone como consumo, así como de la especialización inútil que se impone a través de las profesiones, y que son uno de los pilares de la economía política clásica, que se basa en el despojo de la soberanía cognitiva que permitía cubrir necesidades de los pueblos, pero que fueron implementadas para desplazarnos de nuestras culturas y de formas de autoabastecimiento, en favor de las leyes del libre mercado. Por lo que se deduce que una vuelta a formas artesanales o semi-industriales de cubrir los aspectos esenciales de nuestras vidas como lo es comer, habitar o vestirnos es existir en otra lógica distinta a la impuesta por las tecnocracias y las élites económicas.

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